top of page

Valparaíso, ¿la primera impresión es la que es?

  • Alan Frederico Mortean
  • 13 de jan. de 2016
  • 6 min de leitura

Diario de a bordo 19 del Proyecto Ciclos

El 21 de noviembre salimos de El Quisco con nuestro amigo anfitrión José nos acompañando en los primeros 15km, tratando de adaptarse a nuestro ritmo "lento y constante", jejeje. Íbamos serpenteando por la costa, nos aproximando y nos afastando de ella, mirando el mar y mirando vegetación y casas del campo.

Tan pronto como José se despidió y regresó a El Quisco, Marcela dijo que se sentía mal y quería vomitar; después de más de cinco kilometros se detuvo y vomitó. Hubo poco movimiento en la carretera, podría ser difícil encontrar alguién que nos llevase si ella no podía pedalear. Nos detuvimos para evaluar la situación, para Marcela tratar de reequilibrarse y para yo desayunar, bajo tensión. En ese momento yo tenía un miedo: Marcela no poder pedalear hasta la siguiente ciudad, o peor, desmayarse pedaleando y lastimarse, ya que no había comido en el día. Seguimos pedaleando lentamente, con Marcela siempre adelante marcando el ritmo, y llegamos a la concurrida ruta 68, que conecta la capital Santiago a Valparaíso y Viña del Mar, en la costa, los dos principales destinos del verano chileno.

En la Ruta 68 llena de autos hicimos dedo, y aunque yo no acreditaba que tuviésemos éxito, en menos de media hora nos levantó una furgoneta de un constructor que iba a Viña del Mar, Alexis, que desvió su ruta para ayudarnos y nos dejó en Valparaíso. ¡¡¡Maravilla!!!

Desde Argentina habíamos acordado llegar a Valparaíso el 22 de noviembre, donde haríamos un trabajo voluntario ayudando en la reforma de una casa, ganando alojamiento y comida a cambio. Este contacto obtuvimos por la red Workaway (www.workaway.info).

Valparaíso es una ciudad importante en Chile, sede del Congreso Nacional, donde los diputados y senadores trabajan, y es la sede del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, lo que le concede el título de capital cultural de Chile para algunos. Su puerto, que ya fue una importante ruta de navegación, vio su importancia y actividad caer bruscamente después de la apertura del Canal de Panamá en 1914, que creó un acceso directo para barcos pasaren desde el Océano Atlántico al Pacífico y viceversa. La ciudad es grande, llena de cerros y bastante urbana; con cerca de 350.000 habitantes, es parte de una conurbación con Viña del Mar y otras ciudades, formando una masa urbana de alrededor de un millón de personas.

Foto 1: Subindo sin mirar para adelante.

En cuanto a la geografía, sus cerros forman un anfiteatro natural alrededor de la costa y de la región del plano llamado "plan"; la población vive en los cerros y trabaja en el plan, y tiene su transporte facilitado por los populares "ascensores" que facilitan el ascenso y la bajada de los cerros. Caminar por sus cerros, calles, caminos, callejones y escaleras es un desafío para el sentido de la orientación, porque las líneas no son nada cartesianas. Así que llegar a la casa de Natalie, donde haríamos el trabajo voluntario en el cerro Cordillera fue un logro que hemos conseguido con la ayuda del GPS y de los locales, pero sin "ascensor", por lo que debíamos tomar no estaba funcionando.

La verdad es que no tuve una buena primera impresión de la ciudad, por miedo. En el cerro, cerca de la casa de Natalie, no me sentí seguro... una mezcla de prejuicios y de la opinión de los demás (diferentes personas a lo largo del camino nos dijeron para tener cuidado en esta ciudad). Para recordarnos que el miedo sólo perturba, mientras caminábamos por una calle empujando las bicicletas, un chico vino a nosotros con una caja en sus manos y nos extendió una pequeña bolsa de plástico con “ensalada de porotos”; "Es Para La Ruta", dijo, regalándonos.

Natalie, de nacionalidad alemana, vive con su pareja Guillermo y su hija. La casa es antigua, quizás tan antigua como la ciudad (sospechan que ha sido parte de un fuerte español), tiene tres pisos, varias paredes de adobe (bloque de barro sin quema) y estructura de madera. En el exterior, una fachada típica de la ciudad: cubierta con placas de metal de colores; su posición, forma, altura y colores me recordaron un barco que parece querer ir por la colina y encontrarse con el mar. En el interior, una gran cantidad de trabajos de acabado para hacer; materiales dispersos en toda la casa, muchos de ellos para ser reutilizados, como tablas de madera y bloques de adobe. En general, había mucho polvo y poca limpieza.

Foto 2: Marcela - Pintando; Alan - Transportando adobes.

Las primeras noches no fueron de gran sueño, estuve una semana me despertando con dolor de garganta, con un moco en la garganta que parecía que no se curaría nunca; más tarde apareció una alergia en mi cintura, que tardó tres semanas para desaparecer. Durante este período, Marcela y yo tuvimos muchos desacuerdos, discutíamos casi una vez al día ... un estrés que imagino que contribuyó para bajar mi inmunidad.

En la casa hemos trabajado bastante con tierra, cubriendo algunas paredes interiores y acabando con una capa de arpillera, un acabado muy interesante y bonito. Además Marcela pintó paredes interiores en varias ocasiones. Era una actividad placentera, el inconveniente era que no habían horarios definidos para trabajar y para comer, y nosotros no estábamos dispuestos a laborar más de cinco horas al día, que es lo sugerido en Workaway.

Estuvimos allí por tres semanas, durante las cuales conocimos otros cuatro voluntarios: Yago, Larissa, Martin y Katherine respectivamente polaco, brasileña (con un proyecto muy interesante de viaje llamado Latinoamérica Desde Adentro, www.ladesdeadentro.com), checo y francés. Con Martin incluso salimos en un sábado para conocer la famosa noche de la ciudad, yendo en algunos bares con dos amigos chilenos que son apasionados por Brasil. En esa noche nosotros volvimos a casa más temprano y Martin terminó yendo en un bar y discoteca lgbt; en el otro día, cuando llegó a la casa a las ocho de la mañana, nos dijo que por primera vez en su vida un hombre le había pagado una bebida.

Foto 3: Larissa, Martin y Kthrine.

La comida hecha por nuestra anfitriona era vegana (vegetariana, sin huevo y leche) y muy sabrosa. Todos los días después del almuerzo comíamos de postre mousse de chocolate, hecho con cacao, plátanos y palta (especie de aguacate) ... Como diría mi madre, ¡¡um desbunde!! ;)

En un fin de semana fuimos a Santiago para conocer un poco capital, donde fuimos recibidos por la linda Camila, quien nos dejó súper cómodos para entrar y salir de su casa y nos dio muchos consejos sobre dónde ir. Tal vez por no esperar demasiado de la ciudad, la disfrutamos. Conocimos algunos cerros, feria de artesanías, vimos música y arte en las calles y plazas, pero lo más impresionante fue nuestra visita al Museo de la Memoria, un museo dedicado a la dictadura militar en el país, que tuvo lugar entre 1973 a 1990; se me impresionó tanto que escribí un texto específico sobre este museo, que vamos a publicar aquí en el blog, en un par de semanas.

Otra cosa que nos llamó la atención en Chile fue el Teletón, un maratón televisivo anual de dos días transmitido en todos los canales chilenos que tiene como objetivo recaudar fondos para instituciones que atienden a niños con discapacidades motoras. También ocurre en Brasil, en el canal SBT. El Teletón aquí es tan importante que la gente sigue por la televisión y se pone entusiasmada. En este día estábamos en Santiago, yo fue a usar un baño público y el cobrador del baño estaba mirando la televisión y diciendo "¡¡¡Vamo Chile, vamo Chile!!!"; Le pregunté "La selección [de fútbol] de Chile está jugando?" El levantó la vista con naturalidad y un poco de sorpresa y respondió "No, es Teletón".

Foto 4: Nuestra gran amiga Jose y Italo.

Durante este periodo hemos recibido la visita de nuestra amiga Jose, argentina que conocimos en Bariloche cuando trabajamos en el Hostel. Soñadora y eficiente, se convirtió en una amiga especial, ya que estamos en la misma onda. Viajera, después de Bariloche ella había ido a Santiago de Chile y ahora estaba viviendo en Mendoza, Argentina. Con ella y Ítalo nos fuimos a conocer Viña del Mar y disfrutar el día soleado para entrar en el famoso y frío Océano Pacífico; a pesar del fuerte sol y plena playa, la gente no estaba en el agua, y yo, por no decir que no entré, logré permanecer 2 largos minutos en esas aguas heladas... ¡¡¡increíblemente heladas!!!!

Estos fueron nuestros primeros días en la famosa Valparaíso, pero lo más destacado de nuestra estancia en la ciudad aún estaba por llegar, la visita de la familia de Marcela... ¡¡directo de Minas Gerais "sô"!! Así que el próximo Diario de a Bordo será especial, escrito por Marcela.

¡¡Vamo que vamo!!

Día 243 ao 267 – 21 de Noviembre a 15 de Diciembre de 2015

De: El Quisco, Chile

Para: Valparaiso, Chile

Gastos hasta el momento (en Reales): R$13.902,38

Gastos por dia (em Reales): R$52,07

Distância em bicicleta hasta ahora: 3.310km

Distância a dedo, en autobus, barco e tren hasta la fecha: 6.841km

Agujeros en neumáticos hasta ahora: 10

Comments


2015 - 2018 por Os Antipodas. Copyleft

bottom of page