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  • Os Antípodas

Jamaica? No, Belize.

Atualizado: 4 de abr. de 2020


Proyecto Ciclos – Diario de a bordo 42.

Belice es el país más desconocido de América Central, así como es Paraguay en América del Sur. Este fue el motivo principal que nos llevó a incluir estos dos países en nuestro viaje.

Para empezar, Belice habla inglés y tiene la mayoría de la población negra; en sus calles escuchábamos Bob Marley. Esto, sumado al hecho de que el pueblo donde llegamos en barco era muy pequeño, nos hizo sentir como en un pueblo de Jamaica. Ya hacía tiempo que no sentíamos un gran cambio cultural al cruzar una frontera.

En la inmigración fueron más estrictos que en los otros países de Centroamérica, y tuvimos que comer algunas frutas que llevábamos que no podían entrar en el país. También pidieron la dirección donde dormiríamos, pero no teníamos, y eso también retrasó nuestra entrada. Al final, nos dejaron entrar así mismo.

Nos quedamos en la casa de un Couchsurfer en nuestra primera noche, pero no conseguimos comunicarnos bien y no sabíamos dónde estaba su casa. Entonces buscamos un hostel y en el camino fuimos alertados por un ciclista que estábamos en contra mano. Sí, aquí las bicicletas deben respetar las leyes de tránsito. Agradecemos la alerta y seguimos por otra calle. En esa calle un chico nos saludó; era Hakeen, del Couchsurf !! ¡Él nos iba a buscar en la inmigración, hahaha!

Así, accidentalmente, encontramos nuestro anfitrión en nuestro primer día en Belice.

Hakeen vivía solo y le gustaba mucho la vida nocturna. Él nos decía: "You know, I'm a single guy ..." (sabe, yo soy un tipo soltero). Era Sábado y él salió a una fiesta mientras nos quedamos dormidos en la habitación. El otro día salimos muy temprano, como de costumbre, una hora después de haber llegado, hahaha.

La carretera tuvo sus primeros 10km en tierra y era casi desierta. El cielo nublado se mezclaba con el verde denso de la vegetación que nos acompañaba y con el tono naranja de la carretera. El aire era tranquilo y todas las personas que pasaban por nosotros nos saludaban "Hi", "Good morning".

Cuando el camino se volvió pavimentado, todavía había pocas casas, pocos coches y bastante vegetación. Pedalamos bastante, y llegamos a Mango Creek con 102km de camino prácticamente plano. El alojamiento más económico allí nos costó 50 dólares de Belice.

Belice es un país caro, sólo es más barato que Costa Rica en Centroamérica y, a pesar de ser un país tropical, ofrece poca diversidad de frutas, verduras y legumbres. La única fruta barata es el plátano: 8 por un dólar de Belice.

Esto inevitablemente me ha generado varias cuestiones: ¿por qué en un país con tantos recursos naturales la comida es cara y poco diversa? ¿Es una política de gobierno? ¿Es una estrategia no animar las personas a hacer huertas en sus casas o comunidades, y así generar una reserva de mano de obra para trabajar en los grandes monocultivos de naranja, plátano y caña de azúcar esparcidos por todo el territorio beliceño? Bueno ... tal vez yo fue muy lejos en mis reflexiones...

De Mango Creek tomamos un barco (Hoakey Hoakey Water Service) de 20 minutos hasta Placencia, que es un pequeño pueblo turístico en una península. Acampamos en una hermosa playa, a la sombra de palmeras de coco, en el albergue Anda Di Hows, con cocina, wifi, baño y ducha, sólo por 15 dólares de Belice para los dos.

El período menstrual de la marcela estaba llegando, pero ella no quería quedarse allí. Entonces decidimos seguir hasta Hope Creek, a 85km. Allí descubrimos que el lugar era sólo una villa, y fuimos de puerta en puerta hasta encontrar una habitación para alquilar, con la ayuda de un misionero estadounidense. Estuvimos 6 noches allí, sin TV ni wifi, y comiendo alimentos crudos, pues en Belice no encontramos ningún alcohol inflamable para cocinar en nuestro fogón. Nos querían cobrar 75 dólares de Belice por día, pero terminamos negociando por 40 el alquiler.

Estuvimos en el país 13 días, 5 de ellos totalmente parados, y pedaleamos unos 450km.

De Hope Creek seguimos a Coast Road, camino de tierra con poco movimiento y hermoso, con ríos y bastante vegetación. En los próximos días dormimos acampando en el alojamiento del Belice Zoo, en una casa de una ong llamada WFM Mission, en una Guest House en malas condiciones y, el último día, en un hotel casino en la frontera con México, lujosísimo para nuestros estándares. Hasta nos permitimos almorzar en su restaurante. ¡Un día de reyes!

Este hotel estaba entre el territorio de Belice y México, después de la inmigración de Belice pero antes de la inmigración mexicana. Para salir del país, cada extranjero debe pagar 40 dólares de Belice. ¡Carísimo!

Nuestra experiencia en Belice fue interesante. A pesar de ser caro, es muy bueno para pedalear porque casi no hay movimiento en las carreteras, hay mucho verde, las personas son simples y amistosas y hay hermosas playas para conocer. Sobre el idioma, en el centro y sur del país prácticamente sólo se habla inglés, y en el norte se habla inglés y español.

Había pasado un año y 364 días desde que habíamos dado las primeras pedaleadas, saliendo de Ourinhos, São Paulo, Brasil.

Mañana cumpliremos dos años de viaje y cruzaremos las fronteras del último país del Proyecto Ciclos: México!!!

Informaciones del viaje:

Mapa del trayecto:

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