top of page
  • Alan Frederico Mortean

Tengo un día, si lo sé aprovechar tengo un tesoro


Proyecto Ciclos - Diario de a bordo 23

Finalmente llegó el día de la partida. Como en cada inicio y reinicio, salimos con mariposas en el estómago, resultado de algunos miedos... Y si el auto se descompone? ¿Y si, además, estamos en un lugar sin contacto? ¿Dónde vamos a dormir?

Tenemos suficiente experiencia para saber que hay un montón de solidaridad en el camino; es el momento de ir, con gran alegría. ¿Se inicia un nuevo ciclo, o reinicia?

Foto 1: Ollin, nuestro compañeiro.

Nos despertamos a las 8 de la mañana del 21 de marzo de 2016, y a las 10 horas estábamos saliendo, después de decir adiós a José, Alia, Ollin y Huitzi, la familia que nos arrendó una habitación por dos meses y medio en El Quisco , Chile. A la salida, nos regalaron una hermosa bandera de México, la cual iremos llevar con nosotros hasta el destino final del Proyecto Ciclos. ¡¡Gracias!!

En nuestro primer día de regreso a la carretera fuimos bordeando la costa por caminos tranquilos, en dirección norte, deteniéndonos en dos playas en el camino; una de ellas estaba en la ciudad de Zapallar, era hermosa, pequeña, con arena de color entre blanco y amarillo, rodeada de rocas en los lados y por colinas llenas de vegetación desde atrás. Además, junto a la playa había un hermoso parque lleno de árboles con una especie de anfiteatro donde los asientos eran troncos de madera. La primera noche en nuestra "casa rodante" la pasamos en un mirador después de la ciudad, junto al mar; una noche tranquila y de adaptación a la nueva cama.

Foto 2: Activando nuestra cocina.

El otro día no hubo manera de ir por caminos tranquilos, así tomamos la Ruta 5, la carretera principal de Chile, que conecta el país de norte a sur. Es un camino muy bueno, casi todo duplicado y con mucho movimiento. La velocidad para los automóviles es de 100 o 120 km/h, dependiendo del trecho, pero nosotros vamos a un promedio del 80 km/h, y todos los demás vehículos nos adelantan, incluyendo los camiones. La adrenalina de la jornada fue a causa de un accidente que hemos visto suceder en el otro lado de la pista, entre una van que llevaba un remolque y un camión: la van se salió de la carretera y el camión golpeó la barandilla que separa los dos carriles y allí quedó. Paramos el coche, Marcela llamó a los Carabineros (policía chilena) los advirtiendo del accidente y yo fue a ver si las personas estaban bien. Cuando llegué, estaban todos fuera de sus vehículos hablando sobre el accidente; no hubo heridos, a pesar de la imagen de destrucción.

Después de dormir en una estación de servicio, encontramos un lugar gratuito para tomar baño caliente, en un paraje de camioneros. Nuestro destino este día era el conocido Valle de Elqui, un valle por el que discurre el río Elqui, un reconocido productor de uvas y de pisco en Chile (Pisco es un licor destilado de uvas, con un contenido de alcohol de aproximadamente 40 grados). El fértil valle que está cerca de la ciudad de La Serena, está rodeado de pampa y el desierto. Mientras seguíamos nuestro camino a través del valle, un camión y una camioneta casi se tocaron cuando decidieron al mismo tiempo adelantarnos... sería el segundo accidente presenciado en dos días. Llegamos a la ciudad de Vicuña, tal vez la más grande del valle, con unos 30.000 habitantes, y dormimos junto a los carabineros.

En Vicuña visitamos el museo de Gabriela Mistral: profesora, escritora Premio Nobel de Literatura, y diplomática chilena que vivió en varios países y tiene un pensamiento y una historia de vida muy interesantes. Antes de salir de la ciudad compramos queroseno para nuestra pequeña estufa para probar porque no hemos tenido una buena experiencia usando diesel, que dejó negro y con aceite nuestras ollas. De los combustibles ensayados hasta el momento, el mejor fue la gasolina, pero aún no utilizamos la bencina blanca. Al dejar Vicuña visitamos la presa del río Elqui, donde se permite caminar por la presa... Un hermoso paisaje formado por el contraste entre el agua azul celeste y las montañas.

“Tengo un día, si lo sé aprovechar tengo un tesoro” – Gabriela Mistral

Foto 3: Museu Gabriel Mistral

Siguiendo siempre hacia el norte, unos días más tarde era día de visitar el Observatorio Astronómico La Silla, el que hablamos en este post especial. Está a 2400m sobre el nivel del mar, se sube bastante para llegar hasta allá, donde podemos ver varios kilómetros de paisajes alrededor, con tonos que van del amarillo arena al marrón. Allá sentimos que realmente habíamos entrado en el desierto de Atacama, el más árido del mundo; nos sentimos por encima de todo, ya que las colinas de los alrededores son más pequeños; el cielo es despejado, el sol es intenso y el viento es fuerte. Después de la visita, volvimos por la carretera unos kilómetros y nos detuvimos en un lugar que una vez fue un pequeño aeropuerto, pensando que estábamos solos. En la noche prendimos fuego en la parrilla (sí, nos llevamos una pequeña parrilla con nosotros, que fue comprada por la familia de Marcela cuando vinieron a visitarnos en Valparaíso, Chile) y comimos papas al horno bajo el cielo más estrellado de nuestras vidas.

Foto 4: Camino hacia el obsarvatorio La Silla.

Temprano por la mañana nos dimos cuenta de que no estábamos solos cuando, a las 3:00, tuvimos la visita de un ratón en el coche, y otro a las 6:00, que habían entrado por un espacio que había al lado de cada neumático trasero, y que tapamos después. Ellos nos llevaron el sueño, entonces comenzamos a viajar antes que saliera el sol, yendo hasta Vallenar, 101 km más adelante. Allí estuvimos dos noches en la Casa de Carolina (Couchsurfing), que es agricultora, cultiva uvas que se venden a una amplia fábrica de pisco llamada Capel. Ella cultiva cinco hectáreas; llegamos una semana antes de la cosecha que este año será de 300 toneladas, según Carolina. Es sorprendente cómo las uvas son dulces; Tomamos un par de kilos para nuestro viaje.

Foto 5: Alan en un paraiso dulce.

En la salida de Vallenar nos encontramos con una protesta que estaba cerrando la carretera, y tuvimos que hacer una ruta alternativa junto con otros diez vehículos, siguiendo un coche de policía, y en este tramo tuvimos el primer pinchazo del neumático del coche, que notamos cuando nos detuvimos en una estación de gas. Por suerte en frente de la estación había un reparador de neumáticos.

Foto 5: Marcela y del Valle de Elqui

En este día viajamos bastante, cruzamos un parque nacional en el desierto, en una carretera muy hermosa llena de curvas y con un paisaje diferente, con varias montañas, y llegamos en un camino al lado del océano. Al final del día entramos en un pueblo costero que parecía deshabitado. Las casas se han conservado, pero no veíamos luces o personas; nos fuimos de allí, nos movemos un poco en un camino de tierra y dormimos en el desierto, en un ambiente de quietud.

Después de descansar, fuimos a conocer Bahía Inglesa, un oasis en el desierto, con arena blanca y agua azul, un pueblo totalmente turístico, pero con poco movimiento en ese día. Terminamos yendo a dormir en Caldera, el pueblo cercano, en busca de cargar nuestra computadora, lo que hicimos en la plaza de la ciudad que ofrece algunos enchufes públicos; dormimos junto a los carabineros de nuevo.

El agua del radiador de AlMa (el coche) está nos jugando un truco... Cada día ponemos un poco... algunos días dos veces. Aún no entendemos por qué, ya que no hay fugas de agua visibles.

Seguimos al Parque Nacional Pan de Azúcar, donde teníamos la intención de pasar una noche. Llegamos 4 o 5 de la tarde y no había nadie en la puerta; avanzamos y llegamos a los lugares de camping, que cuestan 5.000 pesos por persona, más de 35 reales por persona. Muy caro para nosotros. Así que volvimos y nos detuvimos en una playa grande y desierta; cocinamos, corrimos hacia el mar (a un kilómetro), entramos en el agua, y regresamos a comer. ¡¡Fue lindo!!

Foto 6: Mecanico sí o sí!

En el siguiente desayuno estábamos en una cuesta en el desierto, con niebla, sol naciente, y el aroma de café y pan de queso en el aire, preparados por Marcela. Los momentos de comer son siempre especiales. En este día viajamos 5 kilómetros y la luz del radiador se encendió. Paramos, abrí el capó y vi agua verde en todos los lados, una manguera se había cortado. En dos horas adaptamos una nueva manguera; me alegré por poder solucionar el problema junto con Marcela; un mes antes yo no tendría idea de qué hacer con un problema de ese tipo en el desierto... ¡viviendo y aprendiendo!

Siempre siguiendo la costa, obstinadamente seguimos por la Ruta 1, donde estábamos hacía un día, e hicimos varios kilómetros de camino de tierra con costillas de vaca y puntos de arena suave, un camino desierto. Fueron decenas de kilómetros, no sé cuántos hasta llegar a la Cuesta del Cobre, que subimos por decenas de kilómetros de desierto y montañas, y llegamos a la Ruta 5 otra vez, cerquita de la ciudad de Antofagasta. Fue un camino difícil y estábamos preocupados por el AlMa, pero ella fue bien.

Por la noche, después de cinco días nos bañamos otra vez. Después del baño, en el coche, rodeados de paredes de color marrón, con la cama hecha, la mesa puesta, y la habitación iluminada con una luz amarilla reconfortante, comimos un completo (tipo de hotdog chileno) sin salchichas cada uno. ¡Sí, los momentos de alimentación son especiales!

Foto 7: El camino más complejo y surprendente

Ya nos acercábamos a San Pedro de Atacama, y por lo tanto a la frontera con Bolivia y Argentina, pero todavía no sabíamos por dónde ir... Sin prisa, dejaríamos que el viaje nos guiara...

Información del viaje

Mapa de ruta

Día 364 al 376 – 21 de Marzo al 3 de abril de 2016

De: El Quisco, Chile (Casa de José y Alia)

Para: Las Negras, Chile (estación de servicio Copec)

Gastos hasta ahora: R$ 19.520,80

Gastos por día: R$ 51,92

Distancia en bicicleta hasta ahora: 3.319km

Distancia a dedo, en autobús, barco y tren hasta la fecha: 6.923km

Distáncia hecha con la AlMa hasta ahora: 1.864km

Agujeros en neumáticos hasta ahora: 12

7 visualizações0 comentário
bottom of page