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  • Alan Frederico Mortean

Mal de altura


Proyecto Ciclos – Diario de a bordo 28

En nuestros últimos días en el Ashram Janajpacha en Quilacollo, organizamos un taller sobre saneamiento ecológico y bio-construcción. Mostramos un video sobre nuestra experiencia de bioconstrucción con los indios Xavantes en Brasil, en el proyecto TIBA'uwe, y luego hicimos una pequeña dinámica sobre los diferentes tipos de baños (sí, los baños!), es decir, diferentes tecnologías para el tratamiento de las heces y orina, y sus consecuencias sobre el medio ambiente. Para mi deleite, yo también pude hacer un proyecto de mejora del tratamiento de las aguas negras (agua de los inodoros) del Ashram; por lo que podría dejar un aporte al lugar y ganar más experiencia práctica.

Para finalizar nuestra estancia de dos meses en el Ashram (fuimos con la idea de permanecer durante dos semanas, jeje), participamos del Inti Raymi, el Año Nuevo Inca, que se celebra en el solsticio de invierno, que es el día del año en que hay menos horas de luz; eso simbolizaba a los Incas la muerte del sol, y en el otro día, su renacimiento, y era la fiesta más importante del año para esta civilización. El solsticio de invierno se celebra generalmente el 21 de junio. En esta muerte simbólica del sol, hacimos nuestras reflexiones sobre el año pasado y elegimos algunas características personales o comportamientos que nos gustaría dejar atrás; por lo que cada uno puso esta información en papel y, todos juntos, los quemamos en un fuego ritual lleno de energia. Las actividades en el Ashram duraron alrededor de una semana, durante la cual conocimos muchas personas hermosas, escuchamos las enseñanzas de Chamalú y, claro, seguimos comiendo la deliciosa y nutritiva comida ovo-lacto-vegetariana preparada por Marcela, en asociación con Fany (Chile), y con la asistencia de un gran equipo de voluntarios, en los que yo me incluía.

Completado nuestro ciclo en Janajpacha, era hora de ir! Después de dos meses parados, ya teníamos ganas de volver a viajar en nuestro coche, la AlMa. Y nuestra siguiente parada fue la ciudad de La Paz, pero lograrlo fue una aventura! Salimos a las seis de la mañana y llegamos a la casa de nuestro amigo Alejandro a las ocho de la noche, jajaja. Justo ese día había nevado en la montaña, entonces estuvimos muchas horas parados en la carretera, esperando la limpieza de la nieve y que sacasen los coches y autobuses de la pista que se habían chocado durante las nevadas (ninguno con gravedad).

Ese día llevamos un hada con nosotros en el coche: era nuestra amiga Dorothy, una alemana que vivió con nosotros en el Ashram, y es una bruja en desarrollo (olvide la visión negativa que se ha colocado sobre las brujas, que en realidad son mujeres de sabiduría). Esa fue nuestra primera experiencia de llevar a alguien con nosotros en la AlMa por tantas horas, y fue precioso! Nuestra llegada a La Paz fue en medio al tráfico más loco que ya había visto en la vida!!! Muchos coches, principalmente vans de transporte público, yendo y viniendo en todas las direcciones, y parando en cualquier lugar; fue una gran experiencia conducir allí, jajaja.

Nos quedamos dos noches en La Paz: Marcela y yo en la casa de nuestro amigo Alejandro (a quien había conocido en México desde hace cuatro años y medio), y Dorothy fue a un hostel con un amigo. En nuestro día de turismo en la impresionante ciudad, que está en un cráter, andamos en teleférico, desde donde se puede tener una hermosa vista aérea de la ciudad (el teleférico es un medio de transporte para los ciudadanos, como un metro); más tarde, paseando por el centro histórico, Marcela me convenció a comprar un ukelele, jajaja ... Y aquí vamos nosotros con otro instrumento musical!

Pero no podíamos dejar la ciudad sin sentir un poco de drama, ¿verdad? Lo que ocurrió fue que dejamos el coche en el estacionamiento amablemente cedido por Alejandro, en el subsuelo del edificio en el que vive; estábamos a cuatro mil metros de altitud, en invierno, y no había sol en el garaje... adivina lo que pasó? La AlMa no prendía; descargué su batería intentando prenderla. Fui a comprar un cable de acero para remolcarla, y Alejandro la remolcó fuera del garaje, y luego a una calle con buena pendiente para que ella pudiera prender en movimiento; la pude prender en los últimos tres metros antes del final de la bajada, y como ella soltó humo !!! Parecía el equipo que se usab en Brasil hace unos anõs para combater la dengue con humo. El otro día en la mañana nos despedimos de Alejandro, su esposa, y sus dos lindas y comunicativas hijas, y nos fuimos a Copacabana, a orillas del Lago Titicaca. En la partida, me presentearon con una hermosa blusa de Bolivia y presentearon a Marcela con un guaraná Antarctica, que amó el regalo. Gracias Alejandro y familiares por el cuidado, el baño y la cama calientes, por los regalos, y por todo esta buena energía en este corto periodo!!!

En Copacabana estuvimos por siete días, hospedados en un lugar que pertenece al Ashram Janajpacha, cuidado por una señora argentina llamada Ñapu. Nuestra idea principal era visitar la Isla del Sol, una isla cerca de la ciudad, pero en la primera mañana, la AlMa no prendío de nuevo, ni mismo bajando en la pendiente. Pensando en qué hacer, nos encontramos con un viajero francés de nuestra edad que viajaba en coche y era mecánico (recordando que la AlMa es un coche francés, un Citroën). Pensé: esta puede ser nuestra salvación! Él se puso feliz de ver que estábamos viajando en este modelo que, según él, tiene un buen motor y es bastante fiable. Él retrasó su viaje por un par de horas para ayudarnos a entender lo que estaba pasando. Al final, su diagnóstico fue: la AlMa no está preparada para la altitud, es decir, tiene "mal de altura", era necesario hacer un ajuste en su motor. Después él incluso nos remolcó con su coche hasta el mecánico, y siguió su viaje ... un ángel francés!!!

Este ajuste en la AlMa tomó cuatro días, y en el día que la fue a buscar, bien temprano, para comprobar el trabajo, el mecánico no pudo prenderla mientras estaba parada, jajaja ... sólo con ella en movimiento, y con dificultades. Después de estas experiencias, decidimos nosotros adaptarnos a la AlMa, y no a la inversa: cuando tenemos que salir temprano de algún lugar frío, la vamos a encender encender por la noche y por la madrugada, a cada cuatro horas más o menos. Cuando no tenemos que usarla en la mañana, la dejaremos en un lugar con sol, para prender más tarde. Así visitaremos menos el mecánico y estaremos más relajados.

Finalmente logramos visitar la Isla del Sol, con Dorothy y Frank, nuestros amigos alemanes, donde nos relajamos durante dos días, en un hostel que es en realidad la casa de una familia boliviana que vive allí, donde teníamos una fantástica vista del lago Titicaca y de los Andes cubiertos de nieve en el fondo. El más interesante era compartir con ellos su cocina con fuego de leña en el suelo. Hermosa experiencia!

Bolivia es un país especial, que nos sorprendió positivamente, con tanta vida en sus calles. 80% del comercio en el país es informal, lo que se nota fácilmente ... todo el mundo tiene algo que vender, la gente es muy emprendedora, y la diversidad cultural de este país hecho por diversas naciones indígenas es impresionante.

Perú, el sexto país a visitar, estaba justo allí, a pocos kilómetros de distancia ...

¡¡¡Vamo que vamo!!!

Informaciones del viaje
Trayecto

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