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  • Alan Frederico e Marcela

Vacaciones Incas con Mariana


Proyecto Ciclos - Diario de a bordo 30

"... Lucha por tus sueños, y cuando tengas que salir o dejar ir, hágalo con gratitud y alegría; nunca podrá llegar quién no se atrevió un día a partir" - Chamalú, extracto del libro Maestría en Felicidad.

Recibimos Mariana en la mañana del 18 de julio en el aeropuerto de Cusco, Perú, con expectativas y emoción. Pasamos el día en el hostal donde nos alojamos para la hermana de Marcela descansar de las más de 24 horas de viaje, para que nos actualizáramos de las noticias de Brasil traídas por ella, y para ella empezar a acostumbrarse a la altitud, que era de 3.400m sobre el nivel del mar. El día siguiente reservamos para hacer turismo por la ciudad, ir a museos y aprender un poco sobre la historia de la civilización Inca (conquistada por los españoles en el año 1532), y almorzar en el mercado de San Pedro, el mercado central de Cusco; allá se puede comer barato: una sopa, un plato principal y una bebida por sólo 5 nuevos soles por persona (equivalente a R$5,00).

Desde Cusco partimos al Valle Sagrado de los Incas, conociendo impresionantes ruinas de un templo al dios Inti (el sol) y las famosas "terrazas" que los estudiosos interpretan como experimentos de agricultura en las montañas. Cortando las montañas, los ingenieros incas obtuvieron sucesivos terrenos planos de unos pocos metros de ancho, formando grandes escaleras. Esta obra era sostenida por rocas (ellos eran maestros en la construcción con piedras, un conocimiento que no parece haber sido valorado por los colonizadores españoles, y se perdió) y tenía un sistema interno de drenaje de aguas pluviales. También conocimos Ollantaytambo, un pueblo Inca aún habitado, bello y turístico.

Impulsados por el deseo de descubrir, aprender y compartir, nos dirigimos a la famosa Macchu Pichu. La naturaleza es viva, por lo que siempre está cambiando. Quién no está dispuesto a cambiar, a aprender, a vivir el nuevo, vive como si estuviera muerto (y, a veces ni siquiera lo nota).

Desde Ollantaytambo hicimos una ruta de 150 kilometros con la AlMa (nuestra furgoneta), llegando a más de cuatro mil metros de altura, y descendiendo a 1550 metros. Un camino hermoso con montañas y nieve, y una marcada diferencia entre la subida seca y la bajada húmeda y verde, con mucha vegetación ... vegetación que no víamos desde el sur de Chile, hace 9 meses. Este camino nos condujo al pueblo de Santa Teresa en unas cinco horas, donde dejamos la AlMa en un campamento y nos fuímos en taxi hastaa un lugar conocido como hidroeléctrica, desde donde sale el tren hacia Aguas Calientes (lel pueblo desde donde se sube a la famosa Machu Picchu). Marcela y Mariana tomaron el tren y yo segui caminando (unos 12 km) junto con otros cientos de turistas que estaban haciendo lo mismo.

Nos fuimos a Machu Picchu por la mañana. Un lugar fascinante, hermoso y extremadamente turístico; caminamos durante dos horas para llegar a la entrada; contratamos un guía turístico que nos contó un poco sobre el lugar y sobre la teoría de los investigadores sobre cómo los constructores trabajaron las rocas. Yo estaba impresionado por la cantidad de turistas que frecuentan el lugar. Había tantos que habían reglas de "tráfico" con "vias" con un sentido de movimiento y guardias viendo si todo el mundo se iba en la dirección correcta. En ese mismo día, por la tarde, nos fuimos a las aguas termales de la ciudad que, como se esperaba, estaba llena de gente. En el futuro, tal vez escribo un texto sólo sobre Macchu Pichu, pero ahora es momento de seguir viaje!

El retorno a Cusco tuvo lugar el otro día donde pasamos todo el día viajando, y todavía tuvimos tiempo para visitar otra ruina Inca en el camino. El último día las hermanas saliran a "turistear", comprando recuerdos y regalos de Cusco a la familia.

Sí, Mariana vino sola a visitarnos. Pero sólo llega quién tiene coraje de partir.

Gracias por su coraje!

¡¡Vamos que vamos!!

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