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  • Os Antípodas

Playas y policias


Proyecto Ciclos - Diario de a bordo 32

Después de once días de silencio y meditación en el curso Vipassana, fuimos a un pequeño pueblo llamado Santa Eulalia, donde muchos de Lima tienen sus casas de campo. Allá estuvimos hospedados cuatro días en una de estas bellas y acogedoras casas, amablemente prestada a nosotros por Eugenia, que conocimos en el curso de meditación. Con una cocina equipada, Marcela "voló" preparando tortillas de papas, pizza, hummus, tahini, pastel de api, pan de queso y cremas saborosíssimas. Fueron días de comida vegetariana gourmet!!!

Después de recargar las baterials del alma y del cuerpo, continuamos viaje hacia el norte, con el Alma (es el nombre de nuestro coche) firme y fuerte nos llevando. Fuimos siguiendo la costa peruana, bordeando el Océano Pacífico a través de la Carretera Panamericana (llena de peajes). En el segundo día de viaje, ya 700 kilometros al norte de Lima, dormimos frente a la estación de policía en un pueblo en la costa llamado Pacasmayo. El otro día nos encontramos con un gran museo llamado Museo Señor de Sipan, construido cerca dellugar donde se encontró una lujosa tumba de un líder de una antigua cultura peruana llamada mochica. Se estima que la tumba tiene dos mil años de antigüedad; en ella habían muchos objetos personales de cobre y oro del líder, además de su esposa, sus concubinas, su jefe militar, su porta estandarte, un perro y dos llamas, que era todo lo que el Señor necesitaría para entrar en la otra vida (así interpretan los investigadores). Este líder fue llamado Señor de Sipán.

Siguiendo más 400 kilómetros al norte, pasamos por varios pueblos pequeños en el desierto, uno con el expresivo nombre de Mala Vida. Mientras conducía Marcela, yo miraba el paisaje y me preguntaba: a quién le gustaría vivir en un lugar con ese nombre? Nuestra parada tuvo lugar en la pequeña ciudad costera de Los Órganos, que nos hechizó. Así, terminamos pasando nueve días allí, durmiendo en gasolineras y en frente de una bonita playa llamada Punta Veleros.

Cerca de Los Órganos está la playa de Los Ñuros, que está en una caleta de pescadores. Allá es posible nadar con las tortugas gigantes que frecuentan la costa peruana, una experiencia interesante. Otra famosa ciudad es Máncora, también pequeña, donde se concentran artesanos, bares y surf. Allí nos reencontramos con una pareja argentina que habíamos conocido en Copacabana, Bolivia, y está viajando en una van (Por Caminos de Apachetas). Pero el lugar que nos encantó fue la playa Punta Veleros. Estuvimos una semana durmiendo en el Alma (el coche) delante de ella, y ya teníamos una vida organizada allí, con un lugar bajo los árboles donde preparábamos los alimentos y comíamos, un tendedero para secar la ropa, un lugar para enterrar a nuestros residuos orgánicos, árboles de donde sacar cocos (hicimos dos expediciones nocturnas para recoger cocos, que eran recogidos por Marcela, que se equilibraba sobre mis hombros); todos los días en la mañana íbamos a correr en la playa, y terminábamos la carrera con un baño en el agua agradable del Pacífico.

Lo que más nos llamó la atención en el Perú, especialmente en esta parte de Lima hacia el norte, fueron los policías. Prácticamente todos los días nos detuvieron en la carretera (nos pararón hasta cuatro veces en un solo día). En el país es obligatorio tener un seguro llamado SOAT, que compramos cuando entramos en el país, pero que perdió su validad después de un mes, y estábamos con dificultades para renovarlo por nuestro auto ser extranjero (busque una agencia de La Positiva para hacerlo y no un representativo, porque en la agencia están mejor informados). Estar con el SOAT caducado, llevar las bicicletas sobre el auto, estar con las luces apagadas en la carretera, y tener el certificado de revisión técnica de Chile caducado fueron los argumentos que varios agentes de policía en diferentes momentos usaron para amenazarnos con una multa. Algunas veces vimos que estaban vorzando la situación, como cuando unos nos exigió el certificado de revisión técnica chileno válido, siendo que nos es competencia del gobierno peruano exigir este certificado (que era válido cuando salimos de Chile). Más de una vez pensé que sería multado, pero al final ellos siempre desistían y nos liberaban. Nunca protesté contra la multa, y tampoco ofreci dinero como un soborno. Aún así, un vez un policía me pidió explícitamente dinero, yo no le di y él nos dijo para irnos.

La experiencia que puedo compartir acerca de esto es: mantenga la calma siempre y no ofrezca soborno, pues puede ser exactamente eso lo que están esperando. Yo siempre he tratado de hacer frente a la multa, y ellos nunca nos multaron, ya sea por pereza o porque les caímos bien.

El Ecuador ya estaba cerquita. ¿Qué aprendizajes nos esperaban en nuestro próximo país?

mapa del itinerario

información sobre el viaje

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