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  • Os Antípodas

Colombia y la Chapecoense


Proyecto Ciclos – Diario de a bordo 35.

En la gasolinera cocinamos, vimos una película en la computadora y dormimos tranquilos. Al día siguiente cruzaríamos la octava frontera del viaje y pisaríamos suelo colombiano.

Los trámites fronterizos tardaron casi dos horas, tuvimos que comprar un seguro obligatorio para el coche, pero no nos crearon problemas por el cristal de los faros delanteros que había caído en el Ecuador.

Llegamos a nuestro destino en el inicio de la noche, la ciudad de Pasto, el GPS nos llevó a una dirección equivocada, lejos de donde teníamos que ir, era hora de pico, mucho tráfico... Resultado: impaciencia mutua.

Nos detuvimos en una plaza para tratar de localizarnos y otro coche se detuvo frente a nosotros, un hombre se bajó y se acercó. Nos preguntó si éramos chilenos, y nos dijo que había estudiado odontología en Chile. Al final, se ofreció a llevarnos a la dirección que buscábamos. Hermoso, ¿no? Justo cuando nos predispusimos a parar y preguntar, la ayuda vino a nosotros.

Nos quedamos dos noches en la casa de Lucía, que nos recibió a través de la red Couchsurfing, pero no interactuamos mucho. Tuvimos una habitación separada de la casa y no compartimos ninguna comida, ni sabíamos si podíamos usar la cocina. Fue una experiencia diferente CS, pero positiva.

270 kilómetros al norte estaba la ciudad de Popayán, con un centro histórico todo pintado de blanco, hermoso y lleno de vida. Allá estaba el hogar de Leonardo, un viajero de motocicleta lleno de energía que encontramos mientras estábamos en la Patagonia argentina, en octubre de 2015 (hace más de un año). Él es dueño de un lugar de comida rápida, y además de darnos comida gratis, nos alojó en un hotel por dos noches. Valeeu Leonardo!!

Pasamos por una curiosa situación en el día que continuamos el viaje: el América de Cali, equipo de fútbol tradicional de Colombia, había logrado acceder a la primera división del campeonato nacional. La ciudad estaba en fiesta, había hasta tramos de la carretera interrumpidos por los fans en éxtasis. Viva América!!

Estábamos entrando en el "eje cafetero" región productora de café de Colombia, llena de paisajes bucólicos, cultura y tradiciones. La marca de café más conocida en el país se llama Juan Valdez, y está formada por una asociación que representa a 50.000 familias de pequeños productores de café, que cuentan con 2 hectáreas de tierra en promedio. Una empresa social, porque el dinero no se concentra en manos de unos pocos productores grandes.

Estábamos en la ciudad de Salento, en las montañas del eje cafetero, con Eddie Rock (que conocimos en Janajpacha en Bolivia), y nuestra nueva amiga Tatiana, disfrutando del ambiente de pueblo, cafetería y montaña cuando nos enteramos del accidente aéreo del avión que transportaba el equipo de Chapecoense.

Charlamos, reflexionamos, hablamos más, y decidimos cambiar nuestro trayecto por Colombia, lo que representó dejar de visitar la capital Bogotá, e ir a la región del accidente... Tal vez podríamos ser útiles. Viajamos todo el día en AlMa (nuestro coche) y por la tarde entramos en un camino secundario, que se convirtió en un camino de tierra. Ya de noche, el camino se hizo dramático cuando entramos en un tramo de mucho barro, donde yo no tenía el control del coche. Estábamos en un descenso y él se limitaba a seguir el "carril" en el medio del barro, no importaba donde girase el volante. Nos miramos tensos y Marcela me dijo "No pare". Si yo parara nos quedaríamos atascados.

Salimos del atolladero e inmediatamente detuve el auto. Sentía el corazón latiendo con fuerza. Nos miramos y nos abrazamos. Nos restaba la esperanza de no encontrar un tramo así cuesta arriba; sería fatal, nos quedaríamos atrapados probablemente toda la noche, hasta que algún camión o camioneta nos rescatase.

Afortunadamente este fue el peor tramo. Después de una hora llegamos a la pequeña ciudad de La Ceja, donde dormimos en un estacionamiento. Por la mañana dos hombres llegaron hasta nosotros, atraídos por el auto, y terminaron nos presentando con dos arepas de huevo "para el desayuno".

Fuimos al hospital de La Ceja, después al aeropuerto de Medellín, hablamos con varias personas, con el director del hospital, con la prensa, con la responsable por los voluntarios de la ciudad de Medellín, pero no necesitaban nuestra ayuda. Incluso sentimos un clima de competencia en el aeropuerto en relación a los otros voluntarios... una situación extraña.

De este modo llegamos a un punto sin salida: nos quedaba continuar el viaje. Decidimos ir a Guatape, otro pequeño pueblo turístico, al lado de la presa más grande de Colombia. Estuvimos allí tres noches en clima de mini ferias en pueblo, en un buen albergue económico en el centro de la ciudad. Nos enamoramos de Guatape. Nace en nosotros el deseo de parar por al menos un año en una ciudad pequeña como Guatape, trabajando con turismo, teniendo una rutina.

Eddie nos dijo que la vida de las personas sigue en ciclos de caos y el orden. El orden sería una vida con una rutina establecida, con una casa, un trabajo, horarios, etc. El caos sería el contrario, una vida sin la rutina, en la que no se sabe cómo será el día siguiente, como en una vida de viaje. Cuando nos cansamos de la orden, nos movemos hacia el caos, y viceversa.

Estamos meditando sobre eso, y sentimos que es el momento de movernos a la orden.

Informaciones del viaje:

Mapa del trayecto:

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